
Siempre me han atraído los morteros, especialmente los grandes que se usan para moler granos. Por su tamaño no podría tener uno aunque quisiera porque mi cocina es pequeña. Me encanta moler ajos mezclados con otras especies ya sea pimienta negra o blanca, comino y otras. Lo ancestral exuda en la molienda.
Los morteros o molcajetes son instrumentos muy necesarios y siempre presentes en las diferentes culturas gastronómicas. Permiten machacar, moler, combinar diferentes alimentos, especies o sustancias y podemos encontrarlos elaborados en piedra, madera, porcelana, mármol, metal o materiales resistentes que permiten soportar los prolongados golpes. El material debe ser también cohesivo para que no se desgaste su superficie y se mezcle con los ingredientes.Los materiales frágiles no sirven para confeccionarlos. Por ejemplo, tuve uno de combarbalita y duró poco. El que tengo de piedra lo tengo hace unos 32 años y funciona perfecto.
Los pueblos nativos de América empleaban morteros (molcajetes) que excavaban en una roca a modo de hueco para poder moler el maíz y otros frutos secos y el utensilio para machacar con el molcajete se llamaba tejolote o temachín.
Ojalá que el uso del mortero no se pierda con las nuevas generaciones ya que estarían perdiendo contacto con parte importante de la cultura gastronómica y con sus raíces. Mientras tanto, yo sigo machacando y Uds., deléitense con la pintura de nuestro pintor Claudio Bravo denominada “ Morteros”